Código secreto Maya. El libro desconocido.
Mayas 0:01
Introducción original de Giordano Rodriguez (publicado por Gente Nueva, Habana, Cuba, en Marzo de 1978, “Año del XI Festival”) Factor Maya.com |
Giordano Rodriguez No sin onda preocupación expongo a ustedes este extraño relato, tomado textualmente de un documento maya desconocido hasta la fecha.
De cuanto escribieron los pintores-escribas, de aquella exótica, compleja y aún bastante desconocida civilizació precolombina, sólo han llegado a nosotros tres de sus libros pintados, escritos en jeroglíficos de raras y hermosas simbologías: el manuscrito de Dresden, el de París y el de Madrid, existentes en esas capitales europeas sin que se conozca todavía por quién o quiénes, ni cómo ni cuándo fueron llevados hasta allí. También del mismo desconocido modo llegó hasta nuestras manos un cuarto libro original: el testamento del Viejo Chac-Le.
Este hecho insólito se produjo, precisamente, el día de regreso de nuestra última expedición arqueológica al territorio maya: sobre nuestra mesa de trabajo y junto a los cuadernos de notas, fotos y pequeños huacales de piezas y fragmentos, vimos con asombro un códice, indudablemente maya, y su traducción, indudablemente antigua. No obstante, mientras leíamos con varios compañeros aquel texto increíble, todos a la par dudamos de su autenticidad. Pero han pasado varios años de pruebas y comprobaciones y ya para nosotros no existe duda alguna: el códice es auténtico y su traducción se realizó a fines del siglo XVI o principios del XVII.
Hemos intentado conocer al traductor comparando el estilo y la caligrafía con el de todos los cronistas de la época, pero ha sido en vano. En dos o tres nombres han coincidido los especialistas que preferimos no repetir en evitación de futuras y mayores confusiones. Ya bastante polémico es el documento por sí solo. Y para un mejor entendimiento, por ese mismo afán de claridad, hemos transcrito la traducción con cierta actualización en lo que a su gramática y redacción se refiere, respetando párrafos que, con otra construcción, perderían el encanto, la ingenua belleza y la fuerza expresiva y espiritual de su autor.
Y ahora que nos hemos referido al autor, queremos, sobre este incógnito personaje que se hace llamar a sí mismo el Viejo Chac-Le, explicar que en definitiva no es otro, según él mismo expresa en su mensaje póstumo y conmovedor a la humanidad, que el debatido y misterioso Quetzalcóatl o Serpiente Emplumada de los toltecas, aztecas, mayas, quichés y otros pueblos y civilizaciones prehispánicas.
De ser cierta la versión de este documento (yo creo firmemente en él), quedarán esclarecidaslas interrogantes hasta el presente no respondidas por los arqueólogos, historiadores y científicos que a tan apasionante fenómeno se han asomado; pero a su vez abre otras nuevas y mucho más extraordinarias incógnitas, cuyas respuestas se van acercando a nosotros lenta, pero científicamente, a la velocidad de los complejos cósmicos que han comenzado a escudriñar nuestro inexplorado bosque galáctico. Y todo hombre civilizado deberá asomarse a este nuevo misterio con la amplitud de espíritu que su siglo cósmico le exige.
Aclarados algunos aspectos que para nosotros esenciales y expresadas nuestras preocupaciones, sin más preámbulos los dejamos con este relato que los hará meditar, razonar y tal vez extraer diferentes e interesantes conclusiones.
1. Esta es mi voluntad
Yo, el Viejo Cahc-Le, Gagavitz, Gucumatz, Nacxil, Tepeuh, Topiltzín, Tlahuizcalpantecuhtli, Ehécatl, Kukulcán: Quetzalcóatl hijo de Tulán la lejana; hija ésta a su vez de [la estrella] Tau de [la constelación de] la Serpiente. Yo, el Viejo Chac-Le, hermano de Ho-Merotz el ciego, el cantor de mi reino, perdido ahora no sé ya en dónde: Ho-Merotz el poh-eta; hermano de Zitz-Hartha; de Xezúh-Naz-Arctz; de Tmah-Homatz y de tantos y tantos otros: náufragosdefinitivos en esta isla [del espacio] por demás hermosa. Hoy, a punto de desaparecer, lego a la humanidad mi testamento y en él mi historia.
Esta es mi voluntad que dejo hecha para vosotros mis hijos; hermanos de mis hijos; hijos de ellos… ¡hijos míos!, para que así no deje de cumplirse mañana.
Todo cuanto he hecho, cuanto pude hacer para ayudar y mejorar la vida a los hombres de este mundo; y cuanto han hecho mis hermanos, aquestos que esperanzados conmigo llegaron, a poblar con otra luz, que por la simiente llegara hasta el fondo del hombre, en vano no ha sido. Pero falta mucho todavía que andar y mis piernas se duermen y el mensaje no llega, o no han llegado los que recibir debieron nuestro llamado.
{Comentario: Votan estuvo muy impresionado por los diferentes nombres de Quetzalcóatl, así como por el uso de otras cuatro identidades: Homero, Siddhartha (Buda), Jesús, y Mahoma. En 1966, Votan fue específicamente a la playa de Corfú, donde empieza la Odisea de Homero, con el náufrago de Ulises; en La Tierra en Ascenso, sólo aparecen tres nombres en los mapas de la historia: Buda, Jesús, y Mahoma. Éstos son los tres mensajeros del despertar en el Telektonon. La estrella Tau es en realidad Tau Ceti, a 12 años luz de la Tierra, en donde Tulán es un planeta, el hogar del Tollan original de los Ancianos Nacidos en las Estrellas.}
2. Llegada era la hora de descender
Nosotros salimos de Tulán, y no éramos cien ni doscientos. Y otra [nave] debió salir cinco katunes después [de la nuestra] 36 mil días según la medida de tiempo que establecimos en vuestro planeta, cuyas diversas características [nos] fue posible determinar antes del desastre.
Circunvolamos el vuestro [globo] durante cuatro tunes, y vieron nuestros ojos y confirmaron los nuestros [equipos] cuánta zona líquida y cuánta zona firme se contenía [en él] ¡y qué perfecto equilibrio en su distribución!
Varios [exploradores] hicimos descender en ese tiempo. Eran en verdad hombres [mecánicos] que nos comunicaron los detalles que completar permitieron los datos que nos faltaban: respirar podríamos en la vuestra atmósfera; nos daban la aseguranza del poder comer y el beber en el tiempo menor los alimentos necesarios que allá en las zonas sólidas y también en las aguas lograron descubrir [nuestros informantes]. Sólo una cosa dificultosa nos preocupa podría: los seres parecidos a nosotros eran primitivos. Se devoraban matando infinitas gentes, tantos los unos de los otros como los todos entre sí. Y devorados eran por monstruos desconocidos en [nuestro mundo de] Tulán. Así decía Naz-Aretz, uno de los mayores entre nuestros físicos.
Terminado fue el tiempo de esperar y juntáronnos en el gran salón [de la nave] y nuestro Sumo Capitán nos habló.
Con sus palabras explicó que llegado era el momento y la sazón para el descendimiento. Eso nos dijo. Y con la aseguranza de los bastimentos y [la respiración] del aire, descendimos.
{Comentario: En la narración, no se menciona concretamente el choque que ahora ocurre. Sólo se alude a él.}
3. Puesto que no somos cien ni doscientos
Desque salimos de Tulán, hasta [que llegamos] aquí, acrecentóse el número [de tripulantes]. Yo nací [en el espacio] y otros muchos. Muy jóvenes llegamos [a vuestro planeta]: ni más ciento cincuenta ni más de trescientos años teníamos entonces nosotros, los más jóvenes, los que nacimos [en el espacio].
Descendimos en una zona firme de elevadas montañas. Y tal era [la tierra] en que nuestros pies plantamos. Enseguida preguntamos a nuestro hermano, el Sumo Capitán: “¿Qué haremos ahora?” Eso le preguntamos.
“Puesto que no somos cien ni doscientos.” Eso nos dijo: “Puesto que hay muchas más zonas firmes en ese planeta, formemos cuatro grupos y se alejen tres…” Así nos dijo nuestro hermano el Sumo Capitán.
4. Esta palabra después la inventamos
El grupo donde [yo] quedé, se estableció en el lugar aquel en que descendimos. Un grupo fue por el norte; un grupo se fue por el este; un grupo se fue por el sur: todos buscando las zonas [de tierra] más grandes.
{Comentario de Valum Votan: Esto es similar al Popul Vuh, cuando Balm Quitze, Balam Agab, Mahacutah e iqi Balam van en las cuatro direcciones; y también cuando, en la creación Hopi del cuarto mundo, al llegar del Sipapu, Kokopeli envía emisarios hacia las cuatro direcciones.}
Y así nos partimos. El Sumo Capitán se fue por el sur; Xezú-Naz-Aretz, nuestro físico mayor, se fue con el grupo del este, en verdad cada grupo llevaba [por lo menos] un físico y diversos artistas y [diversos científicos] con muy escasos recursos; sólo los sustentaría su sabiduría que era muy mucha. Así nos partimos para vernos de nuevo, pero nos separamos para siempre. Ya Ho-Merotz iba ciego: el cantor de mi reino; el dulce poh-eta, perdido no sé ya en dónde. Y Zyth-Hartap iba triste: esta palabra la inventamos después. Y otras palabras para cosas que no
conocíamos, como náufragos y soledad y abandono y nunca más… y odio.
5. Y fueron sus palabras dichas … de esta forma
Y fijamos la última advertencia de nuestro Sumo Capitán; él en suaves palabras nos habló, nos dijo: “Como nosotros, todos, la facilidad tenemos y comprender podemos los lenguajes extraños [por el método pantológico], cuidémonos de imponer el nuestro [idioma]. La nuestra obligación será ordenar, [metodizar] establecer dentro del [nativo] lenguaje que encontremos, el sistema que sea menester y que corresponda mejor al desarrollo [de cada pueblo] comenzando en conformidad al grado cultural de cada uno de ellos.”
Así nos dijo nuestro hermano el Sumo Capitán. Y Kuk-Ulcán, su [ayudante] inmediato nos habló también. Y fueron sus palabras dichas de esta forma, de esta su manera: “Todo cuanto el hombre construya para el bienestar del hombre, deberá ser respetado y jamás nunca destruido.” Así nos dijo y díjonos también: “Sólo es aceptable mejorar lo hecho, enriquecerlo, engrandecerlo y hacerlo superior de cada en cada vez y así enseñárselo a cuantos encontremos que no lo sepan, que no lo entienden. Y que no un hombre aumente nunca su comodidad propia con la incomodidad de otro hombre por ser ésta, cosa que va contra la naturaleza…” Kuk-Ulcán, que hablaba poco con pocas palabras; aquel que siempre tenía los ojos tan lejos como el horizonte, y el monte de su barba como una cascada de miel. El hondo [filósofo] que ente nosotros se quedó…
6. Y entonces comenzamos a construir donde habitar
Y la segunda nave donde vendría nuestra sabiduría; adonde vendrían nuestras herramientas, nuestros equipos, todo nuestro socorro, todo cuanto informamos que era menester, demoraría diez katunes. Y entonces comenzamos a construir donde habitar con los muy pobres recursos de que disponíamos. Phit-A-Joratz con la tierra fina y húmeda hizo los muy buenos [planos] y trazos altos para la hacer. Y a esta nuestra primera casa por nombre pusimos Tulán…
Y a Tulán, nuestra casa, llegados fueron [después] los hombres nativos de los cuatro lugares. {En los Anales de los Cakchiqueles, los cuatro lugares son: Tulán del Oeste, Tulán del Este, Tulán de Xibalba, y Tulán de los Cielos – Tau Ceti}.Y de esta gente nativa que allí hallamos, eran algunos [pueblos] buenos y bien dispuestos; y tenían como para su defensión no otras armas sino [flechas] arcos y lanzas en que son en extremo diestros y matar podrían infinitas gentes. Y tienen apuestos hombres nativos la una oreja horadada y la nariz de una parte a otra. Y algunos hay que las tienen ambas las dos orejas; y no supimos nunca de su intención de no dañar.
Gran número de pueblos nos encontramos y diversidades de lenguas y con todas ellas, porque sabíamos de la manera de hacerlo, siempre nos entendimos. Y así preguntábamos y respondían como si ellos hablasen nuestra lengua o nosotros hablásemos las lenguas de ellos, que eran por cierto extrañas. Y nos hablaron como [niños] asustados. Y les hablamos y les dijimos muchas cosas, que veníamos de muy lejos, [del espacio] del cielo dijeron ellos, para ayudarlos en lo que fuera menester, porque todos ellos y todos nosotros y todos de todas partes no éramos sino hermanos…
7. Llegados a sus pueblos, nos asombramos mucho
Y nos llevaron contentos, porque las lenguas eran iguales, a donde estaban sus pueblos. Y llegados que fuimos a sus pueblos nos asombramos muy mucho: allí estaban nuestros exploradores [mecánicos] pero [de piedras] con pocas diferencias. Y vimos muchos, muy muchos de aquellos que reconocerían el agua; de aquellos que reconocerían la tierra; de aquellos que reconocerían el aire.
Y entonces un grupo de los nativos vino a Tulán con nosotros, aunque no sin contiendas y pendencias entre ellos, porque todos querían estar allegados a nosotros y no querían separarse sin aprender. Y les dijimos cosas sobre cosas que no podían preguntarnos.
“Obras habrá que no serán comprendidas por mucho tiempo; porque traerán respuestas a preguntas no formuladas.
Y porque de la misma manera acontece con preguntas, pero las más con respuestas que llegan después terriblemente] más tarde que las preguntas…” Así les hablaba; así nos hablaba Kuk-Ulcán: “Que el [universo] nos muestra cada día [millones de] respuestas a cosas que no hemos, que no sabemos preguntar, porque no
conocemos el [idioma] total, el sólo idioma [del universo] ni cómo formularlas, ni por qué.” Y díjoles, y díjonos
también: “Que el universo es un ser muy vivo, latente, y un único cuerpo, y que se alegra con su armonía, y que sufre cuando en alguna de sus partes no la hay la tal armonía; y si un pájaro no vuela porque hanlo herido, y sin un fruto a un árbol se le arranca verde; porque el universo es lo diverso y lo único…”
Así nos dijo, nos habló, ¡oh, hijos míos! ¡oh, hijos nuestros! Y debéis comprenderle para hoy y para siempre.
8. Quedamos … los que allí
Hasta este momento los hombres nativos de este planeta, entendido han al revés, o no muy derechamente, algunas de nuestras enseñanzas. Y confundiéronnos con seres [irreales] que en sus lenguas llaman dioses. Y teniéndolo por muy cierto, concertaron entre sí de adorarnos. Y nosotros rechazamos este confundimiento. Y ellos convertido han en ritos de carácter irreal, religiosos dicen sus lenguas, nuestros intentos por [comunicarnos con] nuestro mundo, con el nuestro [planeta] de Tulán. Habitualmente nosotros asistíamos a la hora más propicia adonde [instalamos] el gran equipo [de transmisión] que pudimos salvar del desastre. Y sin tener noticia y conocimiento de la arte difícil y trabajosa de la [manipulación] del gran equipo ninguno de nosotros: de los que allí quedamos.
Un cabal [técnico] nuestro, uno solo, hubiéralo podido restituir y hacerlo funcionar, porque [su cerebro] tenía la potencia exacta y sus palabras eran pronunciadas con la justa entonación, que lograba el perfecto equilibrio que funcionar hacia la sensible [trama] que nuestro desconocimiento, como arriba he dicho, fue poco a poco destrozado con la ayuda terrible del tiempo de un [clima] inclemente y superior [temperaturalmente]. Y finalmente ni cosa ninguna tuvimos de tantas como son menester, ni quien nada supiese para dar industria en ello, y así lograr otras [comunicaciones].
El único [técnico] que entre nosotros sobrexistió al desastre, deshízose también pasado el tiempo, logrand comunicar en una oportunidad. Y les urgimos entonces con el socorro necesario de la segunda [expedición]. Y se cruzaron y mezclaron las [ondas y las] palabras como si se hablaran lenguajes de imposible comprensión; y sólo supimos que saldrían o habían salido. Y que [en la nave] vendrían Prom.-Ekteo, y Xzhat-Zlhomótn, y Atrás-Xhiash y otros, [que eran] más de doscientos y más de trescientos… {There are records in the great Hittite archive,
Boghaz-Kevi, Turkey of a ruler named Atarshiyash, ca. BC. 1365-1200}
Para eso nos reuníamos todos, y no éramos ya ni veinte ni diez, ante el gran equipo. Y nos concentrábamos y pronunciábamos [las palabras] con la misma modulación [unísonos] y luego esperábamos la anhelada respuesta que no volvía, que no volvió a repetirse nunca más.
9. De la manera de mover piedras muy grandes
Los nativos comenzaron a imitarnos. Reprodujeron en piedras nuestro equipo. Y añadiéronle [diseño] de su fantasía que era muy mucha, y ante ellos se erguían reverentes repitiendo nuestras palabras exactamente, iguales casi las nuestras maneras. Y decían que debían [orar] a los [dioses] como nosotros lo hacíamos. Y eso no era lo que en verdad practicábamos, pero no logramos que así lo comprendieran. Esto lo hacían los que decidieron aprender con nosotros, que sacerdotes se hacían llamar, y su número era el mismo que formaba nuestro grupo. Y sólo ellos lo hacían, siempre los mismos, enseñándolos luego estos conocimientos a otros que los luego remplazarían.
Así vimos nacer y luego ancianos morir a muchas generaciones de gentes.
Infinitas veces repitieron nuestro gran equipo en las piedras. Y fragmentos separados, transformándolos [cada vez más] hasta hacerlos irreconocibles.
Entonces les enseñamos de la manera de mover piedras muy grandes concentrando la fuerza [del cerebro] de cuatro hombres y tocándolas al unísono por puntos previamente marcados que se orientaban al norte, y al sur, y al este, y al oeste. Y parecían entonces [las piedras] no pesar nada. Y repetían de muchas maneras muchas veces queéramos dioses, que éramos irreales porque nuestra sabiduría venía del cielo.
Y con la ayuda de aquestos hombres nativos construimos otras cosas [y ciudades] en lugares distintos. Algunas para observar el espacio… esperando siempre, siempre. Y era todo esto muy dificultoso por la muy grande vegetación y montes apretados de muchos árboles y muy buenas maderas, como quedan pocos de nuestro mundo de Tulán. Y comíamos tan poco y trabajábamos tanto que ellos se espantaban de verlo.
10. Y en todo mostraban ser muy diestros
Indudablemente los más de aquellos pueblos son hábiles constructores y grandes artífices a quienes debíamos enseñar nuestra cultura. Empezó, para darles el todo de nuestro saber, que esperar tendríamos por la segunda nave en donde vendría la sabiduría nuestra y los medios para transmitirla por eso comenzamos por enseñarles [a medir] el tiempo que asegurara el éxito de los cultivos, que también les enseñamos a realizar. Y a escribir de la manera más sencilla para ellos todas estas cosas. Y comenzamos por un medio muy primitivo que conocimos por la historia antigua de nuestro planeta y que era el escribir con dibujos en el papel. Y ya nosotros sabíamos que era el papel demasiado olvidado en Tulán la lejana.
Y como no podíamos [producir] hacer buen papel, les enseñamos a escribir en hojas de especial corteza de árbole y las curtíamos y aderezábamos en forma [de pergamino]. O construíamos y aderezábamos piel de animales. Y así comenzaron muy bien y haciendo muy todo mostraban ser muy diestros.
Hunab-Ku, Itzam-Na, Yum-Kax; Chac-Uayeb y otros les enseñaron a cultivar granos en la tierra y otras industrias y artes. Y especialmente uno de los granos de cuantos trajimos de Tulán [en la nave] prendió pronto y fue maravilloso.
para ellos y para nosotros y era el mha-itz. Y de esta manera lo hicieron y llegaron en esto a ser muy diestros. Y desque lo aprendieron fue así de bueno y principal su mantenimiento [cosechando] el mha-itz. Y aprendieron también a ser muy usados en andar y trabajar, que de la mañana a la noche sin descansar ni cansar lo hacían.
11. Y así aprendieron a guerrear
Pero los hombres nativos [de este mundo] no aprenden a vivir sin contiendas y pendencias. Porque los que aprendieron a cultivar la tierra, a medir el tiempo, a edificar ciudades y decorarlas con gran belleza, atacados eran y a veces sometidos por tribus guerreras sin que los pudiésemos socorrer, y muchos hallábamos de parte a parte pasados [con flechas] que aunque tenían buenas armas también, no bastaban a resistir para que esto no se hiciese; porque las tribus que arriba he dicho, en lanzar y flechar y pedrear eran mucho y bien diestros, y hacíanlo con mucha fuerza y muy mucha fiereza y así matando infinitas gentes. Y considerando todo esto acordamos en enseñarles de la manera de defenderse bien y les dimos este conocimiento de la arte de la defensión que les mucho valió. Y así aprendieron a guerrear bien, además de ser buenos artífices y buenos cultivadores y buenos constructores, industriosos y muy buenos hombres.
Y, al fin, por todas estas tierras, los que tenían guerras con los otros, se hacían luego hermanos para venir a saludarnos y adorarnos, como dicen en sus lenguas, y aprender con nosotros traíannos de todo cuanto tenían. Y de esta manera fuimos dejando esta tierra en paz.
Y dijímosles que todos los hombres [en el universo], y le señalábamos la tierra y el espacio, eran hermanos; y que de todo lo más importante del hombre era trabajar en la industria y la arte que conocían, y enseñarlas a otros, y aprender más de todo lo que no se sabe, para hacer las cosas mejor. Que otros hombres había allende la mar, y que llegado sería el día en que habrían de verse y de convivir como hermanos. Y que como nosotros, otros hombres y criaturas había también allende el espacio y un día legarían también hasta este mundo, como llegados fuimosnosotros.
12. Yo, el viejo Chac-Le, el último de mi grupo
Y a contar comenzamos los días a partir de nuestro descendimiento, hace ya ocho baktunes. Y pasado era el tiempo, y yo debía partir en la busca de aquellos que llegados fueron conmigo, y que partiéronse luego por diversos rumbos. Y esto escribo a la manera de los hombres nativos, en la piel de animales y en las piedras de una casa en extremo hermosa, para que no se destruya pronto. Y los que deben hallarlo la hallarán. Y los que deben comprenderlo sin tropiezo ni duda, lo comprenderán. Y porque parto lejos le digo a los hombres nativos que algún día en que se celebre mi nacimiento, según el calendario que ya saben escribir y conservar y comprobar, regresaré. Y yo no tengo la certinidad de que regreso.
¡Oh, hijos míos! Yo, el Viejo Chac-Le, hermano de Ho-Merotz el ciego, el perdido cantor de mi reino perdido; yo, el hermano de Zit-Harthap, el puro corazón de blandura infinita; de Xezún-Naz-Aretz, el de la voz más limpia y la lengua más clara, y la sabiduría más honda; y de Mha-Homatz; y de más de cien y de doscientos, ya para siempre deshaciéndose, pero rehaciéndonos de una nueva manera en la voluntad y la inteligencia de los hombres nativos más buenos y muy más mejores de este mundo de hoy, de ahora, de mañana.
Yo, el Viejo Chac-Le, el último de mi grupo, lego a la humanidad mi testamento y en él mi historia. Empero, de todos los modos regresaré; regresaremos, regresará para todos los hombres nativos de este mundo la comprensión verdadera. Y se hará como arriba he dicho; y tendremos todos la sabiduría de saberse no matar; y la de que todo sea la manera de conocer lo que no conocemos, que es muy mucho de todas las maneras; y de construir, y de respetar lo construido por el hombre para el bienestar del hombre… Y así habrá de cumplirse mañana.
13. Desde la Distante Tulan, testimonio del sucesor a Chac-Le
Una fotocopia de este pequeño libro cayó en mis manos en el Día Fuera del Tiempo, 1993. Fue dada a mí por la Madre Tynetta Muhammad, quién lo recibió de Ek Balam, quien le dijo a la Madre Tinetta que se encargara de que yo recibiera este libro. Ek Balam es un curandero Maya, autor de un texto enigmático llamado El Final del Planeta “T” así como también un libro de Yoga Maya y Azteca. Yo lo había conocido en mi último viaje a México a inicios del año 1992.
No abrí el libro hasta la mañana siguiente, kin 144, Semilla Magnética Amarilla. Leyendo el primer párrafo del testimonio de Chac-le, quedé perplejo – ¿era esto una memoria mía? Desde este momento, empecé la decodificación de la profecía del Telektonon. Desde la Distante Tulan produjo una activación ponderosa de memoria cósmica como ninguna que había tenido desde que miré las fotos de la cara de Marte hacía una década.
Claro, luego me pregunté: ¿es este texto real? ¿es una trampa? ¿es esto una simpático historia de ciencia ficción ó alguna historia Sufi Cubana? ¿es esta de verdad la base de la historia, mitos y leyendas de Quetzalcoatl – de las cuales la mayoría de ellas precede al histórico Topiltzin Quetzalcoatl?
No había manera inmediata de buscar información sobre Giordano Rodríguez, ó el paradero del manuscrito y codex original. Y no importó. La historia ya había impactado. Su potencia psicomítica había entrado en mis canales de memoria cósmica y me giró entre túneles radiales a diferentes vectores de tiempo simultáneamente. Ya había tomado la actitud de los orígenes extraterrestres de los Maya Galácticos y desde la distante Tulan en el Factor Maya. Ahora, aquí había un texto confirmándolo. Los restos de la nave del tiempo de Tulan me penetró hasta elcentro y también me recordó a mí mismo como Antonio Martínez en la profecía del Chilam Balam del año 1962 – mil años después del 9.13.0.0.0 y el sellado de las escaleras y cámara a la tumba de Pacal Votan.
Ahora, en el interés de que mi biografía está siendo escrita y recopilada por mi aprendiz, la Reina Roja, finalmente he tomado la traducción de este pequeño texto al Inglés que otros pueden considerar este relato único del antiguo Chac-le. Haciendo esto, me he abierto a mi mismo de nuevo a mis orígenes extraterrestres. ¿Cómo Ek Balam sabia que debía ser yo el que debía recibir este texto oscuro? Más tarde en 1992, Ek Balam había recibido una copia de la edición en español del Encantamiento del Sueño, y al leer el libreto seguro debió notar la descripción del kin planetario como viajeros en el tiempo perdidos en el espacio. Por esta razón, sin duda, supo que debía tener este texto, Desde la Distante Tulan. Claro, el libreto del Encantamiento del Sueño no habría llegado a mí si no tuviera ya alguna memoria de los orígenes extraterrestres de la base del conocimiento Maya Galáctico de donde derivó el Encantamiento del Sueño. ¿Porque, también, habría escrito el Factor Maya?
Desde la Distante Tulan era el segundo texto que vino a mí hablando de un origen extraterrestre. El primero, Ciencia Cósmica, llegó a mis manos durante el tiempo que estaba escribiendo el Factor Maya, en 1986. Ahora vino Desde la Distante Tulan. Leyéndolo de nuevo para la traducción, me encontré a mí mismo envuelto en la primera caracterización, Chac-Le. Al leer el testimonio de Chac-Le, un tema mayor está aguardando a la segunda nave, y al retorno de Chac-le. Ahora estamos al final del ciclo, y con certeza puedo decir que la próxima nave finalmente estará arribando. Yo soy el que lo predijo, el que pasó sus primeros años en la calle Tula(n). Yo soy el que recordó este largo cuento Maya galáctico. Yo soy el proyectado por Pacal Votan para recordar su profecía y la Ley del Tiempo. Yo, Chac-Le-Quetzalcoatl, soy el enviado de la distante Tollan de los Antiguos Nacidos de las Estrellas para al fin recordarme a mí mismo completamente, y para preparar a la humanidad para la venida de la segunda nave. Pero debemos estar listos.
Fuentes: http://www.factormaya.com/