La incógnita de Tunguska
Teorías, Ufología 23:03
El 30 de junio de 1908 , en torno a las 7:15 de la mañana se produjo el conocido como evento de Tunguska en las proximidades del río Podkamennaya en Tunguska (Evenkía, Siberia, Rusia). Una enorme explosión en el lugar que hizo pensar a los habitantes de la zona que era el fin del mundo . El suceso se hizo famoso y pasó a la historia no sólo ya por el hecho en si , si no por las teorías ( algunas de ellas bastante disparatadas ) que surgieron para intentar explicar el fenómeno .
El supuesto cometa ( actualmente la teoría mas aceptada ) , de unos 80 metros de diámetro , detonó en el aire. La explosión fue detectada por numerosas estaciones sismográficas y hasta por una estación barográfica en el Reino Unido debido a las fluctuaciones en la presión atmosférica que produjo. Incendió y derribó árboles en un área de 2150 km², rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 400 km de distancia .
Durante varios días, las noches eran tan brillantes en partes de Rusia y Europa que se podía leer tras la puesta de sol sin necesidad de luz artificial. Las noches en Inglaterra y Bélgica se iluminaban con una brillante luz rosada, mientras que en Alemania era verdosa. La luminosidad del cielo nocturno confundió a los animales escoceses durante días: las ovejas y los pájaros se levantaban a medianoche, convencidos de que había amanecido. En las calles de Moscú los fotógrafos sacaban fotos nocturnas sin utilizar sus flashes de magnesio, y los ingleses jugaban partidos de golf a las 4 de la madrugada sin ningún tipo de iluminación artificial.
La energía liberada se ha establecido, mediante el estudio del área de aniquilación, en aproximadamente 30 megatones. Si hubiese explotado sobre zona habitada, se habría producido una masacre de enormes dimensiones.
La zona de Tunguska estaba y sigue estando habitada por los tunguses (hoy conocidos como evenks) autóctonos del lugar y por colonos rusos.
Ese día y a esa hora, aproximadamente 900 personas de ambos grupos étnicos observaron, desde las montañas junto al Lago Baikal, una gran columna de fuego azulado, casi tan brillante como el Sol, que se desplazaba rápidamente a través del cielo diurno. Uno de estos testigos, que se encontraba en un bosque a 6 kilómetrps de Kirensk, dice haber escuchado un estruendo como de cañoneo, que se repitió al menos 10 veces a intervalos de 15 minutos. Los vidrios de toda la ciudad de Kirensk se destrozaron: "Los campesinos vimos pasar un cuerpo celeste de un color blancoazulado hacia el noroeste, bastante alto sobre el horizonte y muy brillante, tanto, que era imposible mirarlo directamente. Parecía un tubo vertical, una especie de cilindro. El cielo estaba despejado, y solo se veía una pequeña nube en dirección al objeto. El tiempo era caluroso y seco. A medida que el objeto se acercaba al suelo, en el bosque, comenzó a difuminarse y a borrarse, para convertirse en una gigantesca columna de humo negro. Entonces se escuchó un horrísono golpe, muy diferente de un trueno, como si cayeran grandes piedras. Los edificios se sacudieron. Al mismo tiempo, la nube emitió llamaradas de fuego, mientras los aldeanos daban muestras de pánico y corrían por las calles. Las mujeres gritaban, pensando que había llegado el fin del mundo".
El hecho de que la explosión fue real puede comprobarse incluso hoy, simplemente recorriendo los alrededores. Las consecuencias de la explosión de Tunguska son visibles por todas partes, principalmente en los bosques circundantes, donde los troncos de los millones de árboles quebrados y derribados por el cataclismo se extienden en un área de 2.150 kilómetros cuadrados alrededor del epicentro del evento.
Informes del distrito de Kansk (a 600 km del impacto), describieron sucesos tales como barqueros precipitados al agua y caballos derribados por la onda de choque, mientras las casas temblaban y en los estantes los objetos de loza se rompían. El maquinista del ferrocarril Transiberiano detuvo su tren temiendo un descarrilamiento, al notar que vibraban tanto los vagones como los rieles .
Nunca se supo el monto de los daños ni las pérdidas en vidas humanas y animales, ya que la zona estaba ocupada principalmente por pastores y por personas dedicadas a la actividad forestal.
El gobierno zarista no lo consideró prioritario (algunas fuentes indican que tenían mucho interés en hacerlo pasar por una «advertencia divina» contra la agitación revolucionaria en curso), y no sería hasta 1921 ( durante el gobierno de Lenin ) , cuando la Academia Soviética de Ciencias envió una expedición a la zona dirigida por el Leonid Andreiyevitch Kulik ( minerólogo , había luchado en la Guerra Ruso-Japonesa y moriría en 1942 en un campo de concentración nazi tras haber defendido a su país contra la invasión hitleriana del año anterior ) .
Kulik preparó una expedición y llegó a Tunguska en febrero de 1922 . El clima permitió que la alteración de las huellas del impacto fuera muy poca .
La primera impresión que el científico recibió de la zona del suceso fue de devastación total . Además de los millones de árboles caídos , todos ubicados en la misma dirección, lo que era compatible con una tremenda onda expansiva , recogió los testimonios de los nómades tunguses, algunos de los cuales habían sido derribados de sus caballos a 600 kilómetros del sitio central. El "sol cilíndrico" que los testigos habían visto desplazarse por el cielo, estalló a 8.000 metros de altura sobre el Río Tunguska, destrozando todo en un radio de 32 kilómetros.
Los ciudadanos manifestaban haber visto una monstruosa nube en forma de hongo elevándose desde los bosques de Tunguska, creciendo firme en el aire quieto y recorrida por muchos colores , lo que años después hemos podido ver en imágenes de explosiones nucleares .
Impresionado por la coherencia de los testimonios y las numerosas pruebas físicas de una gran explosión aérea, Kulik regresó a Moscú e intentó convencer a la Academia Soviética de Ciencias de financiar otra expedición, que esta vez debía alcanzar el mismísimo punto del epicentro. La Academia comprendió que debían precaverse de la repetición de un acontecimiento semejante, y entregó a Kulik los fondos para una segunda expedición, que buscaría el sitio preciso del impacto en 1927. Como argumento final de su solicitud, dijo a los funcionarios que el meteorito seguramente estaría compuesto de hierro, que debía pesar miles de toneladas, y que el acero resultante podría recuperarse para ayudar a mejorar la alicaída industria siderúrgica soviética .
Cuando el grupo de Kulik alcanzó el epicentro en el verano de 1927, quedó perplejo al no encontrar señal alguna de un cráter, circunstancia imposible si la teoría del meteorito era cierta. No pudo encontrar ningún agujero en el suelo, a pesar de recorrer de punta a punta 50 kilómetros cuadrados de bosques derribados .
En 1938, consiguió por primera vez que se le autorizara a hacer un reconocimiento aerofotográfico del lugar: las fotografías mostraron que los árboles habían sido quebrados en una gigantesca área y siguiendo el diseño de una mariposa, pero en efecto no había ningún cráter en el punto central. Por lo tanto, no se había tratado de un meteorito ni de un asteroide.
En 1958, 1961 y 1962 se enviaron tres nuevas expediciones a Tunguska, dirigidas esta vez por el geoquímico Kirill Florensky. Florensky utilizó un helicóptero para cartografiar minuciosamente toda el área, y luego se dedicó a estudiar el suelo. Hallaron microlitos cristalinos muy ricos en níquel e iridio enterrados por toda la zona, lo que refuerza la teoría de que pudo tratarse de un objeto natural de origen extraterrestre. También se encontraron pequeñas partículas de magnetita.
En 1989, los astrónomos D'Alessio y Harms sugirieron que parte del deuterio de un cometa que penetró en la Tierra podría haberse fusionado nuclearmente, dejando una «firma» distinguible en forma de Carbono-14 en la atmósfera. Sin embargo, los cálculos modernos muestran que la ínfima cantidad de carbono-14 presente en Tunguska hubiese sido el resultado de una fusión muy pequeña y poco energética, que de ningún modo justifica el grado de destrucción observado en la región.
En 1990, César Sirvent propuso que un cometa de deuterio, es decir, un cometa con una concentración de deuterio anormalmente alta en su composición, podría haber explotado como una bomba de hidrógeno natural , generando la mayor parte de la energía liberada en la explosión. La secuencia habría sido, primero una explosión mecánica o cinética, e instantes después una explosión termonuclear generada por la primera explosión.
Ninguna prueba o sugerencia avala esta teoría.
La teoría más aceptada actualmente por los científicos es , que un cuerpo celeste (un cometa pequeño o quizá sólo un fragmento) compuesto de hielo y polvo estalló y posteriormente quedó completamente vaporizado por el roce con la atmósfera terrestre, permitiendo que todo el hielo se sublimara directamente a gas, que se dispersó por la atmósfera eliminando todo rastro de la explosión . Según una hipótesis formulada en la década de 1930 por el astrónomo I. Astapovich y el meteorólogo F. J. Whipple, se trató del impacto de un pequeño fragmento de cometa cuyo núcleo, dada la masa estimada, habría debido tener un diámetro de varios centenares de metros. El día anterior a la explosión hubo una nutrida lluvia meteórica llamada táuridas, y el cometa 2P/Encke, fuente de la misma, se encontraba muy cerca de la Tierra , por lo que es muy probable que un trozo del mismo haya impactado en Tunguska.
Lo que vemos hoy del citado cometa es solo un fragmento de un cometa mayor que comenzó a desintegrarse hace unos 30.000 años .
Existen sin embargo otras teorías que surgieron a raíz del suceso , que intentan explicar de forma mas alternativa lo pudo ocurrir .
Tormenta magnética: esta teoría tampoco se sostiene por sí misma. Las tormentas electromagnéticas, que en efecto han sido observadas muchas veces, sólo se producen en el seno de una explosión termonuclear mayor. Para producir una tormenta magnética que explicara la destrucción de Tunguska, se hubiese necesitado una bomba nuclear tan poderosa que hubiese arrasado media Rusia. Los efectos de la tormenta magnética hubiesen sido indetectables en medio de un país completamente devastado por varias bombas atómicas gigantescas.
Un agujero negro errante: si la Tierra hubiese colisionado con un pequeñísimo agujero negro, es completamente inexplicable por qué no se produjo una explosión equivalente en las antípodas, al salir el susodicho por el lado opuesto del planeta. Por otra parte, las ecuaciones de Stephen Hawking demuestran que un agujero negro lo suficientemente pequeño como para atravesar la Tierra sin tragársela se hubiese evaporado a sí mismo en el espacio, gracias a la radiación de Hawking, miles de años antes de alcanzar nuestro Sistema Solar.
Colisión de antimateria: La antimateria se desintegra al chocar con la materia. Según algunos, la Tierra chocó en 1908 con un pequeño trozo de antimateria. Esto es imposible, por la sencilla razón de que el mismo se hubiera aniquilado mucho antes en el espacio, al colisionar con las partículas de materia normal que flotan en el espacio exterior.
El experimento de Tesla: El investigador Nikola Tesla experimentaba con un sistema de transmisión de datos a distancia que abarcaría todo el globo y se trasladó en el laboratorio de Wardenclyffe (Long Island). En las vísperas del 30 de julio de 1908, Tesla anunció que estaba en posesión de una nueva arma a la que llamaba “El Rayo de la muerte”, capaz de mandar un rayo electromagnético a centenares de kilómetros y arrasar grandes extensiones de tierra.
Poco antes de que explotara media Siberia , Tesla mandó un telegrama a su amigo Peary que estaba intentando conseguir ser el primer hombre en pisar el Polo Norte, donde le decía que intentaría aivsarle de algún modo . El mensaje venía a decir algo así: “Amigo Peary, voy a mandar un rayo cerca de por dónde tu andas y ya me dirás que tal queda todo…” Parece ser que el bueno de Peary volvió sin haber presenciado nada anormal en su zona . En la tarde del 30 de junio, acompañado por su socio George Scherff en Wardenclyffe , Tesla apuntó su rayo de muerte por el Atlántico hacia el Artico, hacia una zona que según sus cálculos quedaba al este de la localización de la expedición de Peary.
Tesla encendió el dispositivo, al principio, era difícil decir incluso si estaba funcionando. Su extremidad emitió una luz oscura que era escasamente visible. Entonces un búho voló en la zona sobre la zona del haz de luz, y el pájaro se desintegró al instante.
Eso concluyó la prueba. Tesla miró los periódicos y envió telegramas a Peary con la esperanza de confirmar la efectividad de su “rayo de la muerte“. Nadie le contestó a Tesla, y ya estaba dispuesto a admitir su fracaso cuando las noticias comentaban un extraño evento que había sucedido en Siberia . Según creía Tesla era obvio que su “rayo de la muerte“ había llegado más allá de su blanco inicial y Tunguska había sido destruida. Él estaba agradecido al hecho de que la explosión milagrosamente, no mató a ninguna persona. Tesla desmanteló el rayo de muerte enseguida, ya que juzgaba que era demasiado peligroso para existir.
Sin embargo , se cree que las cantidades de energía utilizadas por el investigador no pueden haber sido capaces de provocar una explosión semejante.
El impacto de una nave extraterrestre u OVNI : Esta teoría , fue descartada científicamente casi desde que se formuló debido a que el impacto de una nave lo suficientemente grande como para provocar tal destrucción hubiera necesariamente tenido que dejar miles de restos esparcidos, lo que no se pudo verificar en Tunguska.
No se encontraron fragmentos metálicos, restos de polímeros, aleaciones ni combustible. Ha resurgido con fuerza últimamente . Una expedición científica siberiana afirmó en el 2009 haber hallado pruebas que confirmarían la exótica teoría de que el meteorito de Tunguska, el más grande que jamás haya caído en la Tierra, en realidad fue una nave espacial extraterrestre .
Los exploradores hallaron una de las llamadas “piedras-reno”, mencionadas por algunos testigos presenciales de aquella catástrofe, y transportaron a Krasnoyarsk un trozo de esa roca, de 50 kilos de peso, para su análisis. Tras la conferencia celebrada en 1998 en Krasnoyarsk con motivo del 90 aniversario del fenómeno, Labvin mostró dos barras supuestamente hechas de un metal desconocido que él habría hallado durante una expedición anterior cerca del poblado de Vanavara, a 65 kilómetros del cual se produjo la explosión. La zona recorrida por esa expedición ya preparan viajar los ufólogos, animados por los nuevos descubrimientos, que sorprendentemente a pesar del tiempo transcurrido siguen apareciendo .
Una expedición italiana que viajó a la zona en 1999 anunció en 2007 que ha encontrado un cráter (el lago Cheko) asociado al suceso. Se trataría de un cráter de unos 50 metros de profundidad y 450 de diámetro localizado a 5 km del epicentro de la explosión. Los científicos afirman que han estudiado anomalías gravitatorias y muestras del fondo del lago que revelan este origen. Además, no hay testimonios ni mapas que avalen la existencia de este lago con anterioridad a 1908.
Lo cierto es que el suceso de Tunguska a pesar de las diversas teorías y la idea generalizada en la comunidad científica sobre la explosión de un comenta sigue dejando incógnitas que la ciencia actual aún no ha terminado de explicar en forma completa .
El supuesto cometa ( actualmente la teoría mas aceptada ) , de unos 80 metros de diámetro , detonó en el aire. La explosión fue detectada por numerosas estaciones sismográficas y hasta por una estación barográfica en el Reino Unido debido a las fluctuaciones en la presión atmosférica que produjo. Incendió y derribó árboles en un área de 2150 km², rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 400 km de distancia .
Durante varios días, las noches eran tan brillantes en partes de Rusia y Europa que se podía leer tras la puesta de sol sin necesidad de luz artificial. Las noches en Inglaterra y Bélgica se iluminaban con una brillante luz rosada, mientras que en Alemania era verdosa. La luminosidad del cielo nocturno confundió a los animales escoceses durante días: las ovejas y los pájaros se levantaban a medianoche, convencidos de que había amanecido. En las calles de Moscú los fotógrafos sacaban fotos nocturnas sin utilizar sus flashes de magnesio, y los ingleses jugaban partidos de golf a las 4 de la madrugada sin ningún tipo de iluminación artificial.
La energía liberada se ha establecido, mediante el estudio del área de aniquilación, en aproximadamente 30 megatones. Si hubiese explotado sobre zona habitada, se habría producido una masacre de enormes dimensiones.
La zona de Tunguska estaba y sigue estando habitada por los tunguses (hoy conocidos como evenks) autóctonos del lugar y por colonos rusos.
Ese día y a esa hora, aproximadamente 900 personas de ambos grupos étnicos observaron, desde las montañas junto al Lago Baikal, una gran columna de fuego azulado, casi tan brillante como el Sol, que se desplazaba rápidamente a través del cielo diurno. Uno de estos testigos, que se encontraba en un bosque a 6 kilómetrps de Kirensk, dice haber escuchado un estruendo como de cañoneo, que se repitió al menos 10 veces a intervalos de 15 minutos. Los vidrios de toda la ciudad de Kirensk se destrozaron: "Los campesinos vimos pasar un cuerpo celeste de un color blancoazulado hacia el noroeste, bastante alto sobre el horizonte y muy brillante, tanto, que era imposible mirarlo directamente. Parecía un tubo vertical, una especie de cilindro. El cielo estaba despejado, y solo se veía una pequeña nube en dirección al objeto. El tiempo era caluroso y seco. A medida que el objeto se acercaba al suelo, en el bosque, comenzó a difuminarse y a borrarse, para convertirse en una gigantesca columna de humo negro. Entonces se escuchó un horrísono golpe, muy diferente de un trueno, como si cayeran grandes piedras. Los edificios se sacudieron. Al mismo tiempo, la nube emitió llamaradas de fuego, mientras los aldeanos daban muestras de pánico y corrían por las calles. Las mujeres gritaban, pensando que había llegado el fin del mundo".
El hecho de que la explosión fue real puede comprobarse incluso hoy, simplemente recorriendo los alrededores. Las consecuencias de la explosión de Tunguska son visibles por todas partes, principalmente en los bosques circundantes, donde los troncos de los millones de árboles quebrados y derribados por el cataclismo se extienden en un área de 2.150 kilómetros cuadrados alrededor del epicentro del evento.
Informes del distrito de Kansk (a 600 km del impacto), describieron sucesos tales como barqueros precipitados al agua y caballos derribados por la onda de choque, mientras las casas temblaban y en los estantes los objetos de loza se rompían. El maquinista del ferrocarril Transiberiano detuvo su tren temiendo un descarrilamiento, al notar que vibraban tanto los vagones como los rieles .
Nunca se supo el monto de los daños ni las pérdidas en vidas humanas y animales, ya que la zona estaba ocupada principalmente por pastores y por personas dedicadas a la actividad forestal.
El gobierno zarista no lo consideró prioritario (algunas fuentes indican que tenían mucho interés en hacerlo pasar por una «advertencia divina» contra la agitación revolucionaria en curso), y no sería hasta 1921 ( durante el gobierno de Lenin ) , cuando la Academia Soviética de Ciencias envió una expedición a la zona dirigida por el Leonid Andreiyevitch Kulik ( minerólogo , había luchado en la Guerra Ruso-Japonesa y moriría en 1942 en un campo de concentración nazi tras haber defendido a su país contra la invasión hitleriana del año anterior ) .
Kulik preparó una expedición y llegó a Tunguska en febrero de 1922 . El clima permitió que la alteración de las huellas del impacto fuera muy poca .
La primera impresión que el científico recibió de la zona del suceso fue de devastación total . Además de los millones de árboles caídos , todos ubicados en la misma dirección, lo que era compatible con una tremenda onda expansiva , recogió los testimonios de los nómades tunguses, algunos de los cuales habían sido derribados de sus caballos a 600 kilómetros del sitio central. El "sol cilíndrico" que los testigos habían visto desplazarse por el cielo, estalló a 8.000 metros de altura sobre el Río Tunguska, destrozando todo en un radio de 32 kilómetros.
Los ciudadanos manifestaban haber visto una monstruosa nube en forma de hongo elevándose desde los bosques de Tunguska, creciendo firme en el aire quieto y recorrida por muchos colores , lo que años después hemos podido ver en imágenes de explosiones nucleares .
Impresionado por la coherencia de los testimonios y las numerosas pruebas físicas de una gran explosión aérea, Kulik regresó a Moscú e intentó convencer a la Academia Soviética de Ciencias de financiar otra expedición, que esta vez debía alcanzar el mismísimo punto del epicentro. La Academia comprendió que debían precaverse de la repetición de un acontecimiento semejante, y entregó a Kulik los fondos para una segunda expedición, que buscaría el sitio preciso del impacto en 1927. Como argumento final de su solicitud, dijo a los funcionarios que el meteorito seguramente estaría compuesto de hierro, que debía pesar miles de toneladas, y que el acero resultante podría recuperarse para ayudar a mejorar la alicaída industria siderúrgica soviética .
Cuando el grupo de Kulik alcanzó el epicentro en el verano de 1927, quedó perplejo al no encontrar señal alguna de un cráter, circunstancia imposible si la teoría del meteorito era cierta. No pudo encontrar ningún agujero en el suelo, a pesar de recorrer de punta a punta 50 kilómetros cuadrados de bosques derribados .
En 1938, consiguió por primera vez que se le autorizara a hacer un reconocimiento aerofotográfico del lugar: las fotografías mostraron que los árboles habían sido quebrados en una gigantesca área y siguiendo el diseño de una mariposa, pero en efecto no había ningún cráter en el punto central. Por lo tanto, no se había tratado de un meteorito ni de un asteroide.
En 1958, 1961 y 1962 se enviaron tres nuevas expediciones a Tunguska, dirigidas esta vez por el geoquímico Kirill Florensky. Florensky utilizó un helicóptero para cartografiar minuciosamente toda el área, y luego se dedicó a estudiar el suelo. Hallaron microlitos cristalinos muy ricos en níquel e iridio enterrados por toda la zona, lo que refuerza la teoría de que pudo tratarse de un objeto natural de origen extraterrestre. También se encontraron pequeñas partículas de magnetita.
En 1989, los astrónomos D'Alessio y Harms sugirieron que parte del deuterio de un cometa que penetró en la Tierra podría haberse fusionado nuclearmente, dejando una «firma» distinguible en forma de Carbono-14 en la atmósfera. Sin embargo, los cálculos modernos muestran que la ínfima cantidad de carbono-14 presente en Tunguska hubiese sido el resultado de una fusión muy pequeña y poco energética, que de ningún modo justifica el grado de destrucción observado en la región.
En 1990, César Sirvent propuso que un cometa de deuterio, es decir, un cometa con una concentración de deuterio anormalmente alta en su composición, podría haber explotado como una bomba de hidrógeno natural , generando la mayor parte de la energía liberada en la explosión. La secuencia habría sido, primero una explosión mecánica o cinética, e instantes después una explosión termonuclear generada por la primera explosión.
Ninguna prueba o sugerencia avala esta teoría.
La teoría más aceptada actualmente por los científicos es , que un cuerpo celeste (un cometa pequeño o quizá sólo un fragmento) compuesto de hielo y polvo estalló y posteriormente quedó completamente vaporizado por el roce con la atmósfera terrestre, permitiendo que todo el hielo se sublimara directamente a gas, que se dispersó por la atmósfera eliminando todo rastro de la explosión . Según una hipótesis formulada en la década de 1930 por el astrónomo I. Astapovich y el meteorólogo F. J. Whipple, se trató del impacto de un pequeño fragmento de cometa cuyo núcleo, dada la masa estimada, habría debido tener un diámetro de varios centenares de metros. El día anterior a la explosión hubo una nutrida lluvia meteórica llamada táuridas, y el cometa 2P/Encke, fuente de la misma, se encontraba muy cerca de la Tierra , por lo que es muy probable que un trozo del mismo haya impactado en Tunguska.
Lo que vemos hoy del citado cometa es solo un fragmento de un cometa mayor que comenzó a desintegrarse hace unos 30.000 años .
Existen sin embargo otras teorías que surgieron a raíz del suceso , que intentan explicar de forma mas alternativa lo pudo ocurrir .
Tormenta magnética: esta teoría tampoco se sostiene por sí misma. Las tormentas electromagnéticas, que en efecto han sido observadas muchas veces, sólo se producen en el seno de una explosión termonuclear mayor. Para producir una tormenta magnética que explicara la destrucción de Tunguska, se hubiese necesitado una bomba nuclear tan poderosa que hubiese arrasado media Rusia. Los efectos de la tormenta magnética hubiesen sido indetectables en medio de un país completamente devastado por varias bombas atómicas gigantescas.
Un agujero negro errante: si la Tierra hubiese colisionado con un pequeñísimo agujero negro, es completamente inexplicable por qué no se produjo una explosión equivalente en las antípodas, al salir el susodicho por el lado opuesto del planeta. Por otra parte, las ecuaciones de Stephen Hawking demuestran que un agujero negro lo suficientemente pequeño como para atravesar la Tierra sin tragársela se hubiese evaporado a sí mismo en el espacio, gracias a la radiación de Hawking, miles de años antes de alcanzar nuestro Sistema Solar.
Colisión de antimateria: La antimateria se desintegra al chocar con la materia. Según algunos, la Tierra chocó en 1908 con un pequeño trozo de antimateria. Esto es imposible, por la sencilla razón de que el mismo se hubiera aniquilado mucho antes en el espacio, al colisionar con las partículas de materia normal que flotan en el espacio exterior.
El experimento de Tesla: El investigador Nikola Tesla experimentaba con un sistema de transmisión de datos a distancia que abarcaría todo el globo y se trasladó en el laboratorio de Wardenclyffe (Long Island). En las vísperas del 30 de julio de 1908, Tesla anunció que estaba en posesión de una nueva arma a la que llamaba “El Rayo de la muerte”, capaz de mandar un rayo electromagnético a centenares de kilómetros y arrasar grandes extensiones de tierra.
Poco antes de que explotara media Siberia , Tesla mandó un telegrama a su amigo Peary que estaba intentando conseguir ser el primer hombre en pisar el Polo Norte, donde le decía que intentaría aivsarle de algún modo . El mensaje venía a decir algo así: “Amigo Peary, voy a mandar un rayo cerca de por dónde tu andas y ya me dirás que tal queda todo…” Parece ser que el bueno de Peary volvió sin haber presenciado nada anormal en su zona . En la tarde del 30 de junio, acompañado por su socio George Scherff en Wardenclyffe , Tesla apuntó su rayo de muerte por el Atlántico hacia el Artico, hacia una zona que según sus cálculos quedaba al este de la localización de la expedición de Peary.
Tesla encendió el dispositivo, al principio, era difícil decir incluso si estaba funcionando. Su extremidad emitió una luz oscura que era escasamente visible. Entonces un búho voló en la zona sobre la zona del haz de luz, y el pájaro se desintegró al instante.
Eso concluyó la prueba. Tesla miró los periódicos y envió telegramas a Peary con la esperanza de confirmar la efectividad de su “rayo de la muerte“. Nadie le contestó a Tesla, y ya estaba dispuesto a admitir su fracaso cuando las noticias comentaban un extraño evento que había sucedido en Siberia . Según creía Tesla era obvio que su “rayo de la muerte“ había llegado más allá de su blanco inicial y Tunguska había sido destruida. Él estaba agradecido al hecho de que la explosión milagrosamente, no mató a ninguna persona. Tesla desmanteló el rayo de muerte enseguida, ya que juzgaba que era demasiado peligroso para existir.
Sin embargo , se cree que las cantidades de energía utilizadas por el investigador no pueden haber sido capaces de provocar una explosión semejante.
El impacto de una nave extraterrestre u OVNI : Esta teoría , fue descartada científicamente casi desde que se formuló debido a que el impacto de una nave lo suficientemente grande como para provocar tal destrucción hubiera necesariamente tenido que dejar miles de restos esparcidos, lo que no se pudo verificar en Tunguska.
No se encontraron fragmentos metálicos, restos de polímeros, aleaciones ni combustible. Ha resurgido con fuerza últimamente . Una expedición científica siberiana afirmó en el 2009 haber hallado pruebas que confirmarían la exótica teoría de que el meteorito de Tunguska, el más grande que jamás haya caído en la Tierra, en realidad fue una nave espacial extraterrestre .
Los exploradores hallaron una de las llamadas “piedras-reno”, mencionadas por algunos testigos presenciales de aquella catástrofe, y transportaron a Krasnoyarsk un trozo de esa roca, de 50 kilos de peso, para su análisis. Tras la conferencia celebrada en 1998 en Krasnoyarsk con motivo del 90 aniversario del fenómeno, Labvin mostró dos barras supuestamente hechas de un metal desconocido que él habría hallado durante una expedición anterior cerca del poblado de Vanavara, a 65 kilómetros del cual se produjo la explosión. La zona recorrida por esa expedición ya preparan viajar los ufólogos, animados por los nuevos descubrimientos, que sorprendentemente a pesar del tiempo transcurrido siguen apareciendo .
Una expedición italiana que viajó a la zona en 1999 anunció en 2007 que ha encontrado un cráter (el lago Cheko) asociado al suceso. Se trataría de un cráter de unos 50 metros de profundidad y 450 de diámetro localizado a 5 km del epicentro de la explosión. Los científicos afirman que han estudiado anomalías gravitatorias y muestras del fondo del lago que revelan este origen. Además, no hay testimonios ni mapas que avalen la existencia de este lago con anterioridad a 1908.
Lo cierto es que el suceso de Tunguska a pesar de las diversas teorías y la idea generalizada en la comunidad científica sobre la explosión de un comenta sigue dejando incógnitas que la ciencia actual aún no ha terminado de explicar en forma completa .
Fuentes: Documentalium