Mundos ocultos. Matalir-Araracanga - la ciudad que truena. Mato Grosso
Mundos Perdidos 12:25
Crédito imágen Yuri Leveratto |
La Serra do Roncador es una formación montañosa de unos mil kilómetros de extensión situada en el centro del continente suramericano, en el estado brasilero del Mato Grosso. De norte a sur, separa la divisoria de la cuenca del Río Araguaia (afluente del Tocantins, que desemboca en el Pará, un brazo del Río Amazonas), de la del Río Xingú (afluente del Río Amazonas).
La Serra do Roncador es reconocida en el mundo porque se supone que el célebre explorador inglés Percy Fawcett desapareció mientras se dirigía hacia allí, durante su famosa exploración de 1925, mientras estaba en busca de la ciudad perdida llamada Z.
El investigador YURI LEVERATTO descree esta teoría y expresa que "en realidad, Percy Fawcett y los otros dos participantes de la expedición casi seguramente perdieron la vida en un enfrentamiento con indígenas en el río Culuene (un afluente del Xingú), pero justo después de la desaparición del aventurero inglés, se comenzó a conjeturar sobre su suerte y muchos fantasiosos periodistas escribieron que se había extraviado en la Serra do Roncador, aventurándose al interior de una caverna sin fondo en las cercanías de la llamada Lagoa Santa.
Luego, algunos místicos esotéricos difundieron la idea de que Fawcett había llegado a la hipotética ciudad de Ibez, ubicada justo en el corazón del Roncador, y que para hacerlo habría tenido que desmaterializarse, es decir, salir del cuerpo.
En efecto, en la zona del Roncador hay muchas leyendas que cuentan sobre inmensas cavernas subterráneas de cientos de kilómetros de extensión. En los alrededores de la Lagoa Santa, un espejo de agua sagrado para los indígenas Xavantes (que por cierto es un lago estéril, sin ninguna forma de vida), existe una honda caverna donde los nativos y varios grupos esotéricos y místicos practican ceremonias secretas. Según ellos, hay humanos (llamados intraterrestres) que viven en aquellas grutas."
Pero adentremonos en esta intrigante historia y buceemos por este Mundo Perdido. Los que si creen dicen que al fin, puede ser que Fawcett haya logrado encontrar la ciudad Z.
Las Sierras del Roncador
En el inmenso estado brasileño de Mato Grosso (901.420 Km²), se esconde un enigma de proporciones similares a la geografía que enfrentamos. En el sector de sus chapadas, de zonas bajas y pantanosas, concretamente en las denominadas Sierras del Roncador, se halla el ingreso a un mundo perdido que se protege tras su indócil selva y las flechas de los aguerridos indios del Parque Xingú.
En el inmenso estado brasileño de Mato Grosso (901.420 Km²), se esconde un enigma de proporciones similares a la geografía que enfrentamos. En el sector de sus chapadas, de zonas bajas y pantanosas, concretamente en las denominadas Sierras del Roncador, se halla el ingreso a un mundo perdido que se protege tras su indócil selva y las flechas de los aguerridos indios del Parque Xingú.
Al dar un vistazo a este paisaje, es inevitable asociarlo con el que nos ofrece el misterio del Paititi, aun más al encontrar claros indicios que apuntan a una raza de seres superiores que vivirían en las entrañas de la tierra y que, por si fuera poco, al igual que otros Retiros Interiores, estarían custodiando la “verdadera historia de la humanidad, su origen y misión”. Cada Retiro Interior protege un capítulo de esa historia desconocida.
No en vano, en 1925 el investigador George Lynch sostuvo en la prestigiosa revista Science at Vie que en el Mato Grosso se encuentra el origen de todas las civilizaciones de occidente.
Recordemos que ese mismo año, el Coronel inglés Percy Harrison Fawcett (medalla de oro de la Real Sociedad de Geografía de Inglaterra y jefe de la comisión encargada de delimitar las fronteras entre Perú y países vecinos) llevó a cabo una arriesgada expedición en pos de aquellas selvas indomables, de donde nunca más regresaría.
"En la Gruta dos Pezinhos hay decenas de hormas de pies humanos marcadas, algunas de las cuales tienen 4 o 6 dedos, si bien la mayoría tiene 5." YURI LEVERATTo |
La extraña desaparición del Coronel Fawcett
Fawcett iba en busca de una ciudad secreta en el Roncador, denominada por él “Z”. Hasta la fecha, a más de siete décadas de esta expedición, no se sabe a ciencia cierta qué ocurrió con el avezado Coronel, que desapareció de pronto en medio de las selvas del Xingú con sus dos acompañantes: su hijo Jack de 22 años, y el fotógrafo Raleigh Rimmel.
Un detalle intrigante en torno a su desaparición, fue revelado en 1952, por otro de sus hijos, Brian, quien afirmó, con seguridad aplastante, que si su padre entró en aquella ciudad perdida que buscaba, la “gente” de allí no le habría dejado salir... ¿Quiénes no le habrían dejado salir?
Para pensar un poco más, la esposa del Coronel afirmó que cuando vivían en el extremo Oriente, aparecieron unos hombres extraños que le anunciaron hechos extraordinarios para el futuro de la familia, anticipando, incluso, el destino de Fawcett. A todo esto se sumó el descubrimiento científico de Machu Picchu por Hiram Binghan en 1911, hecho que daría al Coronel mayor fuerza a su convicción de partir a la Sierra del Roncador, que debe su singular nombre a los extraños sonidos que parecen surgir del suelo.
El explorador, desde luego, sabía que en Brasil, así como en otras regiones aún sin investigar de América del Sur, yacían escondidas, ocultas, ancestrales ciudades de piedra, enterradas bajo el conveniente manto selvático.
Para pensar un poco más, la esposa del Coronel afirmó que cuando vivían en el extremo Oriente, aparecieron unos hombres extraños que le anunciaron hechos extraordinarios para el futuro de la familia, anticipando, incluso, el destino de Fawcett. A todo esto se sumó el descubrimiento científico de Machu Picchu por Hiram Binghan en 1911, hecho que daría al Coronel mayor fuerza a su convicción de partir a la Sierra del Roncador, que debe su singular nombre a los extraños sonidos que parecen surgir del suelo.
El explorador, desde luego, sabía que en Brasil, así como en otras regiones aún sin investigar de América del Sur, yacían escondidas, ocultas, ancestrales ciudades de piedra, enterradas bajo el conveniente manto selvático.
Ya en sus viajes por el continente, Fawcett había oído hablar de hechos extraños, como la existencia de “indios rubios, de ojos azules”, pirámides en la selva y entradas secretas a antiguas ciudades subterráneas.
El atlante de Basalto
El hecho que motivó finalmente a Fawcett a partir en busca de “Z” radicaba en una extraña estatuilla de estilo egipcio, hecha en basalto negro (roca volcánica vitrificada), que llegó a sus manos gracias al famoso novelista Sir Rider Haggard, autor de la fascinante obra “Las minas del Rey Salomón”, quien la consiguió en el Brasil a fines del siglo XIX.
A través de la investigación psíquica, como la psicometría, se determinó que el objeto, de unos 25 cm. de altura, provenía presuntamente de la Atlántida, siendo rescatado por un superviviente que la mantuvo en su custodia en una ciudad de piedra, escondida en las selvas de América del Sur (?).
A través de la investigación psíquica, como la psicometría, se determinó que el objeto, de unos 25 cm. de altura, provenía presuntamente de la Atlántida, siendo rescatado por un superviviente que la mantuvo en su custodia en una ciudad de piedra, escondida en las selvas de América del Sur (?).
Representación gráfica de la extraña estatuilla de basalto negro (roca volcánica vitrificada). |
Otro detalle inquietante es que la estatuilla representaba a un posible sacerdote sosteniendo una tabla con extrañas inscripciones, 24 signos en total. Fawcett logró descifrar 14 de estos signos al hallarlos en piezas de cerámica prehistórica procedentes del Brasil. Los utilizó como “coordenadas” para alcanzar su objetivo. Otros piensan, incluso, que la escritura se trataba en realidad de una especie de “contraseña” o “llave de acceso” al mundo perdido del Roncador. Y aunque todo esto suene demasiado descabellado como para aceptarlo, existen diversos estudios serios sobre la inscripción que esgrime la estatuilla.
El reconocido estudioso argentino Aldo Ottolenghi, en su obra “Civilizaciones Americanas Prehistóricas” (1980) aborda de lleno el misterio de esa escritura. A decir del experto mundial en el estudio de escrituras ancestrales, por las complejas y exactas características como lenguaje arcaico que muestra la estatuilla, es casi imposible falsificarla.
Por alguna razón, aquella estatuilla llegó a manos de Sir Haggard para que, finalmente, Fawcett la posea como la ratificación de un viaje que venía pensando realizar. El objeto, como si se tratase de una profecía, acompañó al osado explorador inglés en su último y extraño viaje al Mato Grosso.
El reconocido estudioso argentino Aldo Ottolenghi, en su obra “Civilizaciones Americanas Prehistóricas” (1980) aborda de lleno el misterio de esa escritura. A decir del experto mundial en el estudio de escrituras ancestrales, por las complejas y exactas características como lenguaje arcaico que muestra la estatuilla, es casi imposible falsificarla.
Por alguna razón, aquella estatuilla llegó a manos de Sir Haggard para que, finalmente, Fawcett la posea como la ratificación de un viaje que venía pensando realizar. El objeto, como si se tratase de una profecía, acompañó al osado explorador inglés en su último y extraño viaje al Mato Grosso.
¿Tenía que devolverlo a su lugar de origen?
"Encontramos algunas piedras lascadas (que se remontan probablemente a 25 milenios atrás) y varias piedras pulidas (mucho más recientes y asociadas al comienzo de la agricultura primigenia, que datan del 5000 a.C. aproximadamente)." |
"Durante una larga caminata en la selva, llegamos a un lugar muy particular, en donde estábamos rodeados de extrañas formaciones rocosas, en mi opinión, antiguos restos de remotas erupciones volcánicas. En una gruta localizada en los alrededores, bautizada por mí “la caverna del Roncador”, documenté muchos petroglifos, además de la horma de un pie humano, posiblemente de un niño. Los petroglifos, cuya mayoría son signos circulares con una señal vertical al centro, me recordaron mucho la Pedra do Ingá, ubicada en el estado brasilero de Paraíba." Yuri Leveratto. |
Aquel es el nombre con el que muchos identifican al Retiro Interior de la Sierra del Roncador. Debe su denominación al extraño ruido, a veces como de “truenos” y otras ocasiones como de “máquinas”, que parece surgir del suelo. Es curioso por cuanto los científicos no han podido explicar el fenómeno. Aquella zona no despliega actividades sísmicas.
Matalir-Araracanga sería la ciudad subterránea que genera aquellos “sonidos”, no siempre atribuibles a tecnología. Algunos místicos suponen que en verdad nos hallamos ante los mantrams o cánticos sagrados de los intraterrestres del Mato Grosso. Este fenómeno, cabe mencionar, ha sido escuchado también en otros Retiros Interiores de América y el mundo, incluyendo el propio desierto de Gobi.
Se ha oído muchas veces que las caravanas que atravesaban el desierto asiático, de pronto escuchaban un canto antiguo salir de las entrañas de la tierra. Inmediatamente todo quedaba en silencio, hasta los animales que venían con la caravana se hallaban inmóviles, sobrenaturalmente tranquilos, incluso el viento frecuente de aquellos parajes, también, misteriosamente, se había calmado. Al cabo de unos instantes más, todo volvía a la normalidad. Los lamas afirman que este hecho sucede cuando el Rey del Mundo, el Supremo Maestro de Shambhala, según sus creencias, está orando por la Humanidad.
Muchas fueron las expediciones que intentaron localizar al expedicionario inglés en las Sierras del Roncador. Una de las más recientes se llevó a cabo en 1996, con la intención de indagar qué le pudo haber sucedido a la expedición Fawcett en 1925. No obstante, esta iniciativa, organizada por el empresario brasileño James Lynch, no tuvo mucha suerte: los indígenas secuestraron a todo el equipo durante varios días, y sólo fueron liberados tras pagar un respetable rescate.
Pero ello no quiere decir, necesariamente, que una suerte similar corrió la expedición del intuitivo Coronel.
Quizá, Fawcett no murió bajo un inesperado ataque de los indios Xingú de los años 20, o picado de muerte por algún insecto o víbora.
Quizá, el mismísimo Fawcett aun se encuentre en el Retiro Interior que buscaba en el Mato Grosso bajo la leyenda de una ciudad perdida, sin que el tiempo material le afecte, puesto que aquellos seres viven en otra realidad, acorde al pulso temporal del Universo.
Quizá, el explorador esté aún allí...
Matalir-Araracanga sería la ciudad subterránea que genera aquellos “sonidos”, no siempre atribuibles a tecnología. Algunos místicos suponen que en verdad nos hallamos ante los mantrams o cánticos sagrados de los intraterrestres del Mato Grosso. Este fenómeno, cabe mencionar, ha sido escuchado también en otros Retiros Interiores de América y el mundo, incluyendo el propio desierto de Gobi.
Se ha oído muchas veces que las caravanas que atravesaban el desierto asiático, de pronto escuchaban un canto antiguo salir de las entrañas de la tierra. Inmediatamente todo quedaba en silencio, hasta los animales que venían con la caravana se hallaban inmóviles, sobrenaturalmente tranquilos, incluso el viento frecuente de aquellos parajes, también, misteriosamente, se había calmado. Al cabo de unos instantes más, todo volvía a la normalidad. Los lamas afirman que este hecho sucede cuando el Rey del Mundo, el Supremo Maestro de Shambhala, según sus creencias, está orando por la Humanidad.
Muchas fueron las expediciones que intentaron localizar al expedicionario inglés en las Sierras del Roncador. Una de las más recientes se llevó a cabo en 1996, con la intención de indagar qué le pudo haber sucedido a la expedición Fawcett en 1925. No obstante, esta iniciativa, organizada por el empresario brasileño James Lynch, no tuvo mucha suerte: los indígenas secuestraron a todo el equipo durante varios días, y sólo fueron liberados tras pagar un respetable rescate.
Pero ello no quiere decir, necesariamente, que una suerte similar corrió la expedición del intuitivo Coronel.
Quizá, Fawcett no murió bajo un inesperado ataque de los indios Xingú de los años 20, o picado de muerte por algún insecto o víbora.
Quizá, el mismísimo Fawcett aun se encuentre en el Retiro Interior que buscaba en el Mato Grosso bajo la leyenda de una ciudad perdida, sin que el tiempo material le afecte, puesto que aquellos seres viven en otra realidad, acorde al pulso temporal del Universo.
Quizá, el explorador esté aún allí...
Fuentes: Yuri Levaratto,La hermandad blanca.
Posteado por Valterber
el 12:25.
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