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No hay mal que por bien no venga. La casa encantada.

Según la anciana, años después del derrumbe de su casa de barro con las lluvias del Mitch, la visión de su nueva vivienda se la reveló el Señor en 2005.
"Vi la casita, y un letrero en la pared de ahí. Pero como no sé leer, a saber qué decía", se lamenta.


Una anciana salvadoreña, de una familia en extrema pobreza, construyó su vivienda con envases de bebidas refrescantes y alcohólicas, y ha dado pie hoy a una especie de leyenda sobre la casa encantada.

El diario Co Latino publica un extenso reportaje sobre la azarosa vida de la mujer, María Ponce, de 78 años, cuya vivienda fue destruida en la década de 1980 por una bomba durante la guerra, y en 1998, por el huracán Mitch.

Su casa, ubicada al pie de la carretera del Litoral, del departamento oriental de San Miguel, llama la atención como ninguna otra, relata la publicación.

La Casa Encantada está hecha de plástico. Arriba, abajo, izquierda, derecha, explica.

Los elementos que resguardan a María son un congestionado repello de botellas y latas de gaseosa, una alfombra de corcholatas que sube por las paredes y cortinas de envoltorios de las compañías más grandes de agua con colorante, gas y alcohol, añade.

Según la anciana, años después del derrumbe de su casa de barro con las lluvias del Mitch, la visión de su nueva vivienda se la reveló el Señor en 2005.

"Vi la casita, y un letrero en la pared de ahí. Pero como no sé leer, a saber qué decía", se lamenta.

Aunque su hija, quien comparte la pobre vivienda con sus dos hijos, creyó que su madre había enloquecido, esta comenzó a recoger sola los envases hasta poco a poco reunir los suficientes para la inusual obra.

Desde entonces llama la atención hasta de turistas y los reporteros, a quienes María atiende solícita, ante los ojos de su exmarido, un anciano de 102 años, que la cela aún, aunque reconoce que "ya no sirve".

La casa ecólogica de Misiones - Argentina

Recordemos que ya alla por el 2001, cuando la situación era complicada para Argentina, una familia de artesanos misioneros ideó una técnica, única en el mundo, para construir una vivienda con botellas descartables. Un proyecto autosustentable, que evita contaminar el medio ambiente, pero también promueve una solución habitacional para los sin techo y una salida laboral. Llevan su enseñanza, en forma gratuita, a diversas provincias de la argentina.

Unas 1.200 botellas de plástico vacías, 140 cajas de CD sin uso, 1.300 tetrabrik ya consumidos… Parece un rejunte de basura, pero no: son ni más ni menos que los materiales de construcción de una casa. Una casa que es ecológica, aislante del calor, del ruido, fácil y económica para armar.

Se trata de un proyecto autosustentable que creó, casi por casualidad, una familia de artesanos de Misiones. Hoy se dedican a difundir la técnica –única en el mundo- por distintos puntos del país. La “Casa ecológica de las botellas plásticas” se llama el proyecto ideado por la familia Santa Cruz, residente de Puerto Iguazú, que fue declarado de interés municipal y provincial.

“El proyecto nació en 2001, cuando la más chica de mis hijas nos pidió una casa para jugar con sus muñecas. Como no tenía dinero para hacerle una de madera, se nos ocurrió con mi señora hacerle una con botellas descartables, pero no sabíamos cómo. Probamos y probamos hasta que encontramos la técnica. Y desde ahí no paramos: no sólo hicimos esa casita, sino que hicimos una más grande, con todo el mobiliario también hecho de botellas, además de numerosas artesanías”, cuenta a Infocívica Alfredo Alberto Santa Cruz.

Según explica Santa Cruz, la técnica consiste en utilizar las botellas bien cerradas (de tal modo que queden como una cámara de aire) como si fueran ladrillos. Estos se van apilando y sellando unos con otros. La casa que actualmente tienen de muestra, y que funciona también como un emprendimiento turístico, está construida por 12 paneles, de 1 metro por 2 metros cada uno, formados por botellas engarzadas. Estos conforman las paredes, que en total utilizan 1.200 botellas de plástico. El techo está constituido por 1.300 cajas de leche y vino (tetra pack), mientras que las puertas y ventanas están hechas con 140 cajas de CDs. Pero la odisea no termina allí: la casa tiene, además, algunos sofás y una cama, hechos también con botellas de plástico.

“Es una casa que se arma y desarma fácilmente, y no lleva más de dos horas hacerlo. Con ella recorrimos diferentes provincias, cargándola en nuestro Renault 12, enseñando cómo armarla y dando educación ambiental. Esta es una buena salida para reutilizar los residuos y contaminar menos, pero también es una solución para la gente humilde, que vive en casillas hechas de chapa y cartón, porque además descubrimos que también se puede revocar, y dejarla como una casa de material”, explica Santa Cruz.

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Y cuenta que conocer la técnica también permite obtener una salida laboral. “Con esta mecánica se pueden hacer una gran variedad de cosas que pueden ser comercializadas. En cada lugar donde enseñamos la técnica, la gente tuvo otras ideas para crear. Así se hicieron garajes, galpones, sillones, canastos, porta-termos, flores, árboles de navidad, llaveros, portarretratos… Lo que se te ocurra, porque no sólo sirven las botellas, sino todo material reciclable, como botellas de vidrios, latas de gaseosas, etcétera”, relata Santa Cruz. Una tarea que también hace con su familia. Son, en suma, artesanías hechas con material reciclable, que venden en Puerto Iguazú, en un predio ubicado a no más de 15 minutos de las Cataratas del Iguazú.

La familia Santa Cruz, compuesta por Alfredo, su mujer y sus tres hijos, ya viajó para enseñar su técnica no sólo por casi toda Misiones, sino que también fueron a Formosa, La Rioja, Santa Fe y Entre Ríos, siempre convocados por algún municipio o por alguna ONG que ayuda a las familias más pobres a crear proyectos autosustentables.

Ahora, por caso, esta familia de artesanos está construyendo una casa mucho más grande, que dispondrá de baño, cocina, living, un dormitorio y una galería. Calculan que harán uso de unas 15.000 o 20.000 botellas de plástico para su armado. Pero además, también promueven el uso de energía solar, usando los mismos materiales descartables que, si fueran desechados, contribuirían a la contaminación del medio ambiente. “Tenemos un calefactor solar hecho con botellas, por medio de un mecanismo llamado termosifón, y que puede alcanzar hasta 50 grados de temperatura”, señala Santa Cruz.

Un proyecto ingenioso, creativo, alentador, que hace que la basura deje de llamarse basura y empiece a ser utilizada como materia prima.

Por más información, comunicarse con Alfredo Alberto Santa Cruz al (54-03757) 1540-5621, o escribir a lacasaecologicadebotellas@hotmail.com.


Posteado por Valterber el 16:20. Etiqueta . Puedes ver los comentarios via RSS RSS 2.0

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