La ballena más rara del mundo es identificada por primera vez en Nueva Zelanda.
Ecologia 12:36
Una ballena picuda con dientes en forma de pala –una especie hasta
ahora prácticamente desconocida para la ciencia– ha sido observada por
primera vez después de que dos ejemplares, una madre y su cría macho,
quedasen varados y murieran en una playa de Nueva Zelanda.
Un estudio en
la revista Current Biology ofrece la primera descripción completa de este tipo cetáceo (Mesoplodon traversii), el más raro que existe y del que solo se tenía constancia gracias a unos cuantos restos encontrados de su cráneo.
“Es
la primera vez que se encuentran especímenes completos de esta especie,
de más de cinco metros de longitud, y somos afortunados de haberlos
encontrado”, comenta Rochelle Constantine, investigadora de la
Universidad de Auckland y coautora del trabajo.
Hasta ahora todo lo que se sabía sobre este tipo de ballenas procedía
de los cráneos recogidos en Nueva Zelanda y Chile a lo largo de 140
años.
Los dos animales fueron descubiertos en diciembre de 2010,
cuando quedaron varados en la playa Opape Beach, en Nueva Zelanda, y a
continuación murieron. Fue entonces cuando el Departamento Neozelandés
de Conservación decidió fotografiar a los animales y tomar medidas y
muestras de sus tejidos.
Al principio, ambos mamíferos fueron identificados e incluidos en la especie de ballena picuda de Gray –perteneciente al género Mesoplodon–
un tipo mucho más común. Sin embargo, ciertos rasgos morfológicos y los
resultados del análisis de su ADN revelaron su identidad real.
Tienen una cabeza prominente
“Se
trata de dos ejemplares de ballenas picudas con dientes de pala, la
especie más rara que se conoce”, recoge el estudio. Estos mamíferos
tienen el cuerpo de color gris oscuro o negro, mientras las ballenas de
Gray lo tienen blanco. Además, su cabeza es más prominente que la de las
ballenas de Gray.
Distinguir entre diferentes especies de
ballenas picudas suele ser complicado atendiendo únicamente a sus
características morfológicas externas, especialmente en Nueva Zelanda,
donde la diversidad entre este tipo de mamíferos es muy grande.
Estas ballenas viven y mueren en las profundidades del océano y apenas se aproximan a la costa.
Por
eso, en las últimas dos décadas los científicos se han centrado en la
información genética como complemento a los datos morfológicos.
Este
hallazgo representa la primera evidencia científica de que esta ballena
realmente existe y, además, “demuestra lo poco que sabemos todavía
sobre la vida en los océanos”, explican los investigadores.
Los
científicos muestran su sorpresa ante la capacidad de estos mamíferos
para no ser vistos y avanzan que posiblemente se deba a que viven y
mueren en las profundidades del océano. Son muy escasas las ocasiones en
que se aproximan a la costa.
El descubrimiento de estos
ejemplares destaca la importancia que tienen la tipificación del ADN y
la colección de fotografías de los animales que llegan a las playas para
identificar las especies raras.
Fuentes: Sinc