Las armas biológicas de los corales.
Ecologia 11:00
Los últimos años Mark Hay y Danielle Dixson, del Instituto de Tecnología de Georgia (EE.UU.), estudian la "guerra química" entre los corales 'Acropora nasuta' y la especie de algas denominada 'Chlorodesmis fastigiata'.
Según los científicos, estas algas liberan ácidos y otras sustancias en el agua que son mortales para los corales. La sobrepesca ha llevado a una fuerte disminución de los enemigos de las algas, lo que les permitió lanzar su ofensiva contra los arrecifes de coral en los mares tropicales. Al mismo tiempo se notó que el coral 'Acropora nasuta' resiste exitosamente a los ataques de los agresores verdes. Los científicos han revelado el secreto que protege a los corales. Los gobios consiguen comida y refugio de los corales, mientras los corales obtienen guardaespaldas a cambio de comida. Esto me recuerda el sistema de impuestos. Pagamos impuestos a cambio de la protección de la Policía”
Para ello, los autores del estudio realizaron una expedición a las aguas costeras de las islas Fiyi, que es un hogar de colonias de 'Acropora nasuta'. Durante una serie de inmersiones los biólogos colocaron manojos de algas en los arrecifes de coral. Al cabo de tan solo tres minutos en las proximidades de los orales apareció una gran cantidad de peces pequeños que pertenece a la familia de los gobios. Los gobios atacaron a las algas y se las comieron.
Los científicos trataron de revelar el motivo de la rápida aparición de la brigada de 'guardaespaldas', recogiendo muestras de agua cerca de la Acropora. Resultó que esta agua contenía varias sustancias volátiles que habían sido producidas por los corales justo cuando apareció su enemigo. Los investigadores sugirieron que estas sustancias son señales químicas de peligro que atraen a los gobios.
"Los gobios consiguen comida y refugio de los corales, mientras los corales obtienen guardaespaldas a cambio de comida. Esto me recuerda el sistema de impuestos. Pagamos impuestos a cambio de la protección de la Policía”, concluye Hay en el artículo publicado en la revista Science.
Fuentes: RT