Misteriosa epidemia de mal renal crónico enferma a miles de centroamericanos
Noticias, Prevención 21:55
En la pequeña localidad de La Isla, en Chichigalpa, las mujeres han perdido a sus esposos a causa de la Isuficiencia Renal Crónica. C.S.Maldonado/Confidencial. |
Miles de peones agrícolas centroamericanos son
diagnosticados y mueren cada año a causa de una misteriosa enfermedad
renal crónica (ERC) que se ha convertido en el objeto de estudio de
científicos de la región.
Tras años de investigación, los expertos
han logrado determinar características de la enfermedad, pero no así
sus causas específicas.
El especialista del Programa Salud,
Trabajo y Ambiente en América Central (SALTRA), Christer Hogstedt,
explicó a Efe que este mal afecta con especial fuerza a los peones
agrícolas, principalmente cortadores de caña, de las zonas del Pacífico
de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
En 20 años se
han documentado en el istmo más de 20.000 casos de ERC, lo que ha
encendido las alarmas entre la comunidad científica y las autoridades de
salud.
Hogstedt, ex director del Departamento de Investigación
del Instituto Nacional de Salud Pública de Suecia, lleva dos décadas
estudiando este fenómeno y afirma que aun hay "muchas preguntas sin
repuesta".
Los números son claros y muestran que la incidencia de
ERC en estos países es elevada. Según datos de SALTRA, este mal es la
segunda causa de muerte entre hombres en edad productiva en El Salvador,
con una tasa de 52 por cada 100.000 habitantes.
En Nicaragua y Honduras, la ERC es la cuarta causa de muerte en hombre jóvenes, y en Costa Rica, la octava.
Pero
los números son más alarmantes en las regiones del Pacífico: mientras
que la tasa promedio de padecimiento de ERC en Costa Rica es de 5 por
cada 10.000 habitantes, en la costera provincia de Guanacaste, donde se
ubican la mayoría de plantaciones de caña de azúcar, la cifra se eleva a
45 por cada 10.000, es decir, la incidencia en esta zona es nueve veces
mayor al promedio del país.
Hogstedt asegura que la evidencia
muestra una relación entre el trabajo pesado agrícola de los peones en
las plantaciones de caña y las altas temperaturas características de
estas regiones, pero que el rompecabezas aun no está completo, pues esas
condiciones están presentes en otras zonas del mundo sin altas
incidencias de ERC.
A los especialistas les llama la atención que
en el Pacífico centroamericano la enfermedad ataque sobre todo a
personas jóvenes y sanas, pues este mal se presenta, por lo general, en
pacientes de más de 50 años con alguna otra enfermedad crónica como
hipertensión o diabetes.
Para Hogstedt, la magnitud del problema es alarmante y podría ser aun mayor, pues se trata de una enfermedad de difícil diagnóstico ya que sus síntomas se pueden confundir fácilmente con otros males.
Para Hogstedt, la magnitud del problema es alarmante y podría ser aun mayor, pues se trata de una enfermedad de difícil diagnóstico ya que sus síntomas se pueden confundir fácilmente con otros males.
Alguien con ECR presentará fatiga, debilidad,
dolor de cabeza, pérdida del apetito, náuseas y vómitos, hinchazón en
las piernas, picazón, y en sus estados más avanzados cortes en la
respiración por la acumulación de líquido en los pulmones.
Según
Hogstedt falta investigar más la relación de los factores de riesgo ya
identificados con otros de tipo ambiental y socioeconómico como la
calidad del agua en estas poblaciones, el uso de pesticidas en esas
zonas, sus características demográficas y las prácticas diagnósticas.
Solo así, considera este científico, se podrá tener una respuesta más concreta a por qué estos grupos son los más afectados.
Por
ahora existen varias hipótesis que serán discutidas esta semana en
Costa Rica en un taller de expertos de 15 países a la que asisten
nefrólogos, epidemiólogos, especialistas en salud ocupacional y
ambiental, en genética, enfermedades infecciosas y toxicólogos
ambientales, entre otros.
Una de las más comunes, según Hogstedt,
es que factores como las altas temperaturas y el esfuerzo físico propio
de las labores agrícolas, en combinación con la deshidratación, pues
estos jornaleros trabajan por horas sin tomar agua, son la mezcla ideal
para la aparición de la ERC.
Las únicas curas para esta
enfermedad, que puede matar a un paciente en menos de dos años, son una
diálisis (filtración de la sangre para extraer las toxinas) o un
trasplante de riñón, ambos tratamientos de muy difícil acceso para
poblaciones pobres como los peones agrícolas.
Fuentes: Terra Argentina
Posteado por Valterber
el 21:55.
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