El agujero de ozono afecta el crecimiento de los árboles
Climático 8:23
Árboles emblemáticos de la Patagonia, como la araucaria, crecieron menos por el agujero de ozono. |
En los años ’80 los científicos descubrieron que una
zona de la estratosfera conocida como la capa de ozono, vital para
proteger a la Tierra de los rayos del Sol, tenía niveles anormalmente
bajos en algunas partes, en especial en una extensa zona sobre la
Antártida.
En vista de que la capa de ozono absorbe casi el
99% de la radiación ultravioleta (UV) que llega hasta la Tierra el
descubrimiento de este enorme agujero generó gran preocupación por los
efectos nocivos que podrían provocar estos rayos solares en el
hemisferio sur.
Los líderes mundiales acordaron tomar medidas para frenar el problema
y a través de la firma del llamado Protocolo de Montreal (1987)
eventualmente lograron reducir la emisión de los compuestos químicos que
estaban generando la pérdida de ozono, lo que impidió que el agujero
siga creciendo.
Lo que no sabían los expertos entonces es que
los efectos de este fenómeno irían mucho más allá de un aumento en los
niveles de radiación UV.
Casi treinta años después de que fuera
detectado, un equipo internacional de científicos halló evidencia de que
el agujero en la capa de ozono provocó un cambio climatológico que
afectó notoriamente el crecimiento de árboles en las regiones más
australes del mundo.
El estudio, liderado por el ingeniero forestal
argentino Ricardo Villalba, fue tapa de la edición de noviembre de la
revista científica Nature Geoscience.
Villalba, director del Instituto Argentino de
Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), contó a BBC
Mundo que en las últimas tres décadas los bosques más emblemáticos de la
Patagonia tuvieron la tasa de crecimiento más baja de los últimos 600
años, como consecuencia del agujero de ozono.
Cómo están conectados
Cómo están conectados
El motivo de esta baja de crecimiento es una caída de entre el 20% y el 30% en los niveles de precipitaciones durante los últimos 20-30 años, explicó Villalba.
El agujero en la capa de ozono sobre la Antártida se ha estabilizado. |
Los expertos investigaron si esta disminución de lluvias estaba
relacionada con fenómenos climatológicos como El Niño o La Niña, pero no
encontraron evidencia que los conectara.
En vez, descubrieron que la caída en las
precipitaciones estaba asociada a otro fenómeno conocido como la
Oscilación Antártica del Hemisferio Sur (OAHS).
"La OAHS es como un anillo de diferencias de
presiones que se forma en la atmósfera del continente antártico y
controla la variabilidad climática en el hemisferio sur", detalló el
experto.
El ciclo consiste de dos fases: la positiva,
durante la cual los vientos del oeste –los que traen las lluvias- se
mueven hacia el sur, provocando una disminución de las precipitaciones, y
la negativa, durante la cual los vientos se mueven hacia el norte y
vuelven las lluvias.
Los científicos creen que el agujero en la capa de ozono generó un cambio en el ciclo de la OAHS, prolongando la fase positiva.
Eso, según Villalba, habría provocado la mayor sequía y un aumento de las temperaturas en las zonas alrededor de la Antártida.
Efecto contrario
Efecto contrario
El equipo del Ianigla descubrió esta anomalía luego de estudiar los anillos de araucarias y cipreses, dos de los árboles más característicos de la Patagonia, que viven entre 500 y 800 años.
Los investigadores analizaron los anillos de más de 3.000 árboles en Argentina, Chile, Nueva Zelanda y Australia. |
Hallaron que tanto en Argentina como en Chile
estos árboles habían sufrido un fuerte retroceso en su crecimiento en
las últimas tres décadas.
Ante esta evidencia, los expertos decidieron
contactarse con sus pares del otro lado del mundo, en Australia y Nueva
Zelanda, para ver si esos países australes registraban un patrón
parecido.
Los resultados fueron sorprendentes: la investigación mostró una
clara alteración en la evolución de los árboles desde la década del ’80.
Pero mientras que los bosques patagónicos habían frenado su crecimiento
los de Oceanía crecieron más que nunca.
¿Cómo se explica? "Nuestros colegas australianos
y neozelandeses analizaron los anillos de árboles en bosques húmedos y
fríos, que se beneficiaron con las temperaturas más altas", explicó
Villalba.
En cambio, los investigadores argentinos realizaron sus estudios en el norte patagónico, donde el clima es más seco.
"El paso siguiente es investigar el impacto del
agujero de ozono sobre otras especies y en otras regiones", anticipó el
científico.
Según los especialistas, si el Protocolo de
Montreal se sigue aplicando con éxito para 2050 la capa de ozono podría
volver a sus niveles normales y los agujeros se cerrarían.
Lo que no pueden anticipar los expertos es cuánto daño habrá ocurrido para entonces.
Fuentes: BBC