Torbellinos en el viento solar
Solar CME 19:14
Utilizando los satélites Clúster de la ESA a modo de microscopio, un
equipo de científicos ha estudiado el viento solar con un nivel de
detalle sin precedentes, descubriendo minúsculos torbellinos que podrían
jugar un papel muy importante a la hora de mantener la temperatura del
plasma espacial.
La turbulencia es un fenómeno muy complejo que podemos observar en todas partes, desde el agua que sale de un grifo o el flujo de aire que rodea el ala de un avión, hasta los reactores experimentales de fusión nuclear o el espacio.
Se piensa que la turbulencia juega un papel muy importante a la hora de mantener el calor en el seno del viento solar – una corriente de partículas cargadas expulsada por el Sol.
El viento solar se enfría a medida que se expande por el Sistema Solar, pero mucho menos de lo que cabría esperar si el flujo fuese suave y laminar.
La turbulencia se origina a partir de irregularidades en el flujo de partículas y en las líneas del campo magnético. Tratar de analizar cómo se transfiere esta energía desde las grandes estructuras en las que se genera hasta las microestructuras en las que se disipa es tan complejo como intentar trazar el flujo de energía desde el cauce tranquilo de un río hasta los torbellinos que se forman al final de una catarata.
En este nuevo estudio, se han utilizado dos de los cuatro satélites que componen la misión Clúster de la ESA para estudiar en detalle la turbulencia del plasma del viento solar.
Estos dos satélites viajaron en la dirección del flujo guardando una separación de apenas 20 kilómetros, y utilizaron su ‘modo ráfaga’ para tomar 450 medidas por segundo del plasma que les rodeaba.
Al comparar sus resultados con los modelos matemáticos, los científicos pudieron confirmar la existencia de láminas de corriente de apenas 20 kilómetros de espesor en los bordes de los torbellinos.
“Estos resultados nos muestran por primera vez que el plasma del viento solar está extremadamente estructurado incluso a una escala tan pequeña”, explica Silvia Perri, de la Universidad de Calabria, Italia, autora principal del artículo que presenta este hallazgo.
La turbulencia es un fenómeno muy complejo que podemos observar en todas partes, desde el agua que sale de un grifo o el flujo de aire que rodea el ala de un avión, hasta los reactores experimentales de fusión nuclear o el espacio.
Se piensa que la turbulencia juega un papel muy importante a la hora de mantener el calor en el seno del viento solar – una corriente de partículas cargadas expulsada por el Sol.
El viento solar se enfría a medida que se expande por el Sistema Solar, pero mucho menos de lo que cabría esperar si el flujo fuese suave y laminar.
La turbulencia se origina a partir de irregularidades en el flujo de partículas y en las líneas del campo magnético. Tratar de analizar cómo se transfiere esta energía desde las grandes estructuras en las que se genera hasta las microestructuras en las que se disipa es tan complejo como intentar trazar el flujo de energía desde el cauce tranquilo de un río hasta los torbellinos que se forman al final de una catarata.
En este nuevo estudio, se han utilizado dos de los cuatro satélites que componen la misión Clúster de la ESA para estudiar en detalle la turbulencia del plasma del viento solar.
Estos dos satélites viajaron en la dirección del flujo guardando una separación de apenas 20 kilómetros, y utilizaron su ‘modo ráfaga’ para tomar 450 medidas por segundo del plasma que les rodeaba.
Al comparar sus resultados con los modelos matemáticos, los científicos pudieron confirmar la existencia de láminas de corriente de apenas 20 kilómetros de espesor en los bordes de los torbellinos.
“Estos resultados nos muestran por primera vez que el plasma del viento solar está extremadamente estructurado incluso a una escala tan pequeña”, explica Silvia Perri, de la Universidad de Calabria, Italia, autora principal del artículo que presenta este hallazgo.
Fuentes: ncyt