Grupo privado adquiere la pastera Puerto Piray - Misiones

(Puerto Piray) Finalmente, la ex-Pasta Celulósica Puerto Piray (PCP) fue adquirida por el grupo empresarial de Buenos Aires, Logística y Transporte SRL, en 9 millones de pesos. La primera empresa recuperada de Misiones regresó a manos privadas, debido a la imposibilidad de seguir funcionando como cooperativa. La continuidad de los puestos de trabajo fue garantizada por los nuevos dueños y la fábrica retomaría las actividades en la segunda quincena de enero. Los nuevos dueños deberán invertir unos 15 millones de pesos para incrementar la productividad, pero además son necesarias inversiones en infraestructura para evitar la contaminación ambiental, que ya motivó la clausura en 2004.

De acuerdo a lo publicado en E24n, el representante de la firma que adquirió la fábrica, Gustavo García Batlle y el titular de la cooperativa Mario Escurra firmaron ayer el traspaso. El pago se compone de 5 millones de pesos en cuotas, 2 millones en efectivo para el pago de salarios y 2 millones para el pago de deudas contraídas.

La cooperativa que se hizo cargo de la fábrica ante el vaciamiento de los anteriores dueños, contrajo deudas por 6 millones de pesos en impuestos, mantiene deudas con proveedores y además recibió un crédito del gobierno provincial de 3 millones de pesos, que deberá ser reintegrado.

Según indicó Escurra, la empresa se comprometió a invertir 15 millones de pesos para incrementar la productividad de la fábrica y alcanzar las 5 mil toneladas mensuales. Además el ex sindicalista devenido en cooperativista, sostuvo que fue garantizada la continuidad laboral de todos los empleados.

Pese a que el acuerdo permitirá a la fábrica volver a la actividad luego de la compra de un stock de insumos, pero el problema de la contaminación ambiental no fue discutido hasta el momento. La pastera blanqueaba con cloro la pasta celulósica y arrojaba los residuos al arroyo Los Angelitos, un afluente del río Paraná. En 2004, el ministerio de Ecología, a cargo de Luis Jacobo, ordenó la clausura de la fábrica debido a los altísimos niveles de contaminación comprobados en el arroyo. La empresa Benfide, dueña de la fábrica por entonces, se comprometió a construir una planta de tratamiento de efluentes que demandaría dos años para su construcción y poco más de 31 millones de pesos.

La pastera volvió a funcionar, contaminando, y fue multada en 2005 por el ministerio de Ecología, debido al retraso en las obras necesarias para evitar la contaminación. En consecuencia, pese a que la continuidad laboral estaría garantizada, con el reinicio de las actividades volvería a producirse la contaminación del arroyo y el río con cloro (un producto cancerígeno), en caso de no realizarse las inversiones que permitan el tratamiento de residuos.